Una de las falacias de convivencia diaria, asumida y aceptada como buena es la de la eficacia de los aditivos ‘vitaminados’ de shampoo.
El pelo que se ve está muerto y no se le puede alimentar. Los
aminoácidos y las proteínas no se pueden absorber por la piel y las
vitaminas asociadas no se ha demostrado que actúen eficazmente sobre el
pelo. Por no hablar del compendio botánico de esencias y añadidos
esdrújulos. Todo es ‘chapa y pintura’ para adobar un cadáver celular,
amortajado desde la raíz a las puntas. No se pueden nutrir células muertas.
Nada que se añada al pelo hace que éste se vuelva más saludable, porque el pelo -post epidermis- tiene de salud lo que el capó de un coche recién encerado. El pelo vivo (dentro del folículo piloso) lo está por debajo de la piel del cuero cabelludo (lejos del contacto de cualquier producto) y en su crecimiento intrínseco intervienen los nutrientes aportados por riego sanguíneo, no exógenamente. Por lo tanto, todos los compuestos de los shampoos destinados a nutrir y alimentar ese cabello serían más eficaces administrados por vía oral ¿Te beberías el champú?.. evidentemente no. Una buena dieta es más eficaz que el más caro y avanzado champú del mercado.
El pelo ‘postepidérmico’ es como un hilo de lana o estructura
proteínica inerte compuesta casi en su totalidad por una sucesión o
cadena de células muertas "queratinizidas".
Este pelo está recubierto por un sebo o grasa natural segregado por
cada folículo en su nacimiento cuya misión es proteger de agentes
externos al filamento de cadáveres celulares. Pero este sebo tiene la
desventaja de atraer también la suciedad y la caspa segregada. Los shampoos de toda la vida y desde siempre manejan el mismo principio de
‘hidrofilia’ y ‘lipofilia’ de los jabones tradicionales para separar el
sebo del pelo en el enjuague y arrastrar con ello la suciedad. Los "surfactantes"
de los shampoos trabajan eliminando únicamente el sebo sobrante para no
dejar desprotegido por completo el cabello como lo harían los jabones
tradicionales de uso epidérmico. Y algunos componentes prescindibles
del shampoo se pasan en la extinción del sebo acabando con la capa
natural protectora del cabello.
Todo esto se conoce desde hace ya más de 200 años y es el mismo principio activo que se usa hoy en día. Pero en shampoos -como en cepillos de dientes–
hay que innovar desde el absurdo para llevarse al huerto al ignorante y
despistado cliente. El resto de los aditivos de shampoos ("excepto la pritiona de zinc, el sulfitode selenio de los anticaspas" sulfito
y los estimulantes del cuero cabelludo") están destinados a maquillar el
brillo, cohesión y olor del pelo con la misma eficacia en la cabeza de
un adulto sano que en la de un cadáver recién muerto. De hecho, en las
morgues, después de desinfectar con productos tanatoestéticos
las cabezas de los fallecidos, los shampoo más simples de toda la vida
son aptos y usados como herramientas comunes de amortajamiento.
El tipo de pelo por aspecto depende,
entre otras cosas, de la emulsión epicutánea de los folículos, no del
viento sahariano o de la calidad del champú de tu peluquero. Puede ser
‘normal o aterciopelado’ si la secreción de grasa y agua dentro del
folículo piloso es equilibrada, ‘seco’ si hay poca agua y poca grasa; y
graso si predomina el sebo sobre el agua.
El ‘corto plazo’ al que se refiere este
tratamiento es el necesario para que la cantidad ínfima de vitamina
pueda llegar a absorberse en el cuero cabelludo y mejore la calidad
del nuevo pelo en crecimiento. Si el folículo se encuentra en fase
anágena y de crecimiento sano, una melena femenina y joven de unos 12 centímetros puede crecer, con suerte, en algo más de un año.
Para entonces el aporte sanguíneo de vitaminas y aminoácidos de la
dieta será infinitamente más decisivo que la pequeña ósmosis sufrida
por vía tópica.
Es imposible alimentar el cabello de forma exógena. Es muy importante señalar que ni las proteínas ni los aminoácidos caben por los poros de la piel del cuero cabelludo.
Son moléculas demasiado grandes como para llegar a las células desde
fuera del torrente sanguíneo. Las vitaminas y las pro-vitaminas tan
utilizadas en las ‘fantásticas’ formulaciones se pueden llegar a
asimilar por la piel (algunos científicos incluso dudan de esta opción
por el tamaño también de sus moléculas). Pero no está demostrada su
eficiencia en tratamientos tópicos del pelo. La mejora del cabello por
la efectividad ‘moderada’ en piel se debe al efecto de una cantidad
‘mínima’ de vitaminas en las células vivas debajo de la epidermis y, en
todo caso, al pelo de nuevo crecimiento, nunca al ya existente. Es
infinitamente más eficiente la absorción vitamínica por vía oral que la
llegada exógena al folículo de la misma vitamina.
Un estudio para la Organización de consumidores Norteamericana -quizás la más importante del mundo- con más de1700 muestras
llegó a conclusiones expeditivas sobre la eficacia, rendimiento y
beneficio de los aditivos de las distintas formulaciones de shampoos y
mascarillas:
- Vitaminas y Pro-vitaminas
No ofrecen ventajas especiales para el cuidado del pelo y sus problemas asociados. La vitamina E o Pantenol podría tener un pequeño efecto cosmético circunstancial pero sin ningún tipo de bioactividad.
Ejemplos de algunos shampoos (pro)vitaminados comercializados: Schwarzkopf Revitalizador Vitaminado, Biferdil Provitamina B5, Todas las gamas Pro V de Pantene
- Extractos botánicos
Ofrecen un olor extra agradable al producto pero nada más. No hay ventajas para el cabello asociadas a su uso.
Ejemplos de shamppos con extractos botánicos: todos los aromáticos de frutas y plantas. Gama Garnier Fructis y la Gama Timotei
- Protección a los rayos Uva
Los resultados
obtenidos en las pruebas de los shampoos con componentes protectores a
los rayos uva son absolutamente despreciables por las cantidades mínimas
que llegan a cubrir cada cabello.
Algunos ejemplos: Champú Elivive L’Oreal Nutri Filtro UV, Bonacure Sun Protect de Schwarzkopf
- Antioxidantes
No ofrecen beneficio
alguno con el pelo muerto. Los ‘radicales libres’ en material muerto
carecen de interés. El cuero cabelludo tampoco transmite las
propiedades de los antioxidantes al folículo piloso.
Ejemplos de shampoos con antioxidantes: Lotigén Antioxidante, Timotei a la Miel y el néctar de Flor
- Humectantes
Los fabricantes
utilizan los ‘humectantes’ como parte de la verborrea publicitaria de
sus productos. Los propios detergentes del shampoo se tragan los
humectantes añadidos.
Muchos de los productos ‘baratos’ contienen los productos esenciales, necesarios y suficientes (Sulfato de Amonio, dimeticona, cloruro hidroxipropiltrimonio)
que verdaderamente mejoran y limpian el cabello desde hace muchos años
sin recurrir a los ‘nutrientes’ llamativos y caros. Desconfía de un
peluquero que te ofrece el último reclamo de producto. Normalmente usan
las formulaciones más simples y clásicas ¿verdad?
Ahora repasa la composición de tu shampoo diario para reflexionar y decidir dónde estás malgastando su dinero.
Basta una sesión publicitaria de
televisión o internet para revolverse en el sillón y preguntarse hasta
cuando el lenguaje, los eufemismos, la letra pequeña y la terminología
técnica nos van a intentar engañar y convencer con esta maldita
publicidad engañosa para que compremos un producto que tan poco ha
evolucionado con el paso del tiempo.
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